Rayuela y su lector
  Los compromisos de Julio Cortázar
 
Los compromisos de Julio Cortázar
Peter Standish
Hispania, Vol. 80, No. 3. (Sep., 1997), pp. 465-471.
Stable URL:
http://links.jstor.org/sici?sici=0018-2133%28199709%2980%3A3%3C465%3ALCDJC%3E2.0.CO%3B2-J
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Thu Oct 18 23:05:13 2007
Los compromisos de Julio Cortázar
Peter Standish
East Carolina University


Abstract:El traslado de Cortázar a París coincidió con un creciente compromiso con sus personajes literarios,
mientras que los sucesos de 1968y la revolución cubana lo llevaron hacia un protagonismo político que no
abandonó hasta su muerte. Sin embargo, el mayor compromiso del argentino fue de índole estética. La
revolución la concebía como un proceso totalizador e incesante que afectaba tanto la literatura como la política,
pero que no permitía el estancamiento de ningún régimen político.
Key Words: Cortázar (Julio), compromiso, revolución, estética, exilio, humor
E S indudable el compromiso que mantuvo
Julio Cortázar con la política de
izquierdas; las declaraciones del autor
al respecto fueron numerosas, y como
dice muy acertadamente Scholz (58), sus
ideas se resumen en su actitud frente a
Cuba. También es ineludible el aspecto político
de algunas de las obras literarias de
Cortázar. Sin embargo, hay otro compromiso
del autor argentino que es anterior al
político y por otra parte constante: me
refiero a su compromiso con los criterios
estéticos. Dicho de otro modo, el compromiso
de Cortázar va mucho más allá de lo
meramente político; por ello se le puede
describir como un revolucionario total.
Un acercamiento histórico-biográfico a
Cortázar ayuda a comprender hasta qué
punto se nutren de la misma fuente sus
creaciones literarias y sus actividades políticas.
A base de ciertas entrevistas con
Cortázar, así como en las declaraciones
públicas del autor, se trazará a continuación
la evolución política del autor argentino, y
paralelamente la tensión producida entre
los compromisos político y estético.
Pueden distinguirse dos fases de la vida
de Cortázar, la argentina y la francesa, correspondiendo
aquélla a las primeras cuatro
décadas de su vida. El Cortázar de los
años argentinos se revela consciente de lo
político desde muy joven, pero de acciones
políticas relativamente limitadas. Según
declaraciones del propio autor, él vivió hasta
la década de los cincuenta "siempre muy
solitario, metido en una especie de carrera
docente, por un lado, y lecturas en bibliotecas,
por otro" (González Bermejo 12). Su
conciencia política no llegaba a influir de
manera significativa en sus escritos ni en
sus actividades sociopolíticas. Si bien se
declaró partidario de la causa republicana
española, ni a él ni a ninguno de sus amigos
se les ocurrió viajar a España con el fin de
participar en la lucha; si bien se unió públicamente
a los opositores de Perón, no llegó
mucho más allá de plantear-lo dice el
mismo autor-una oposición de café; dejó
su puesto docente en la Argentina por voluntad
propia, aunque en todo caso era de
prever que las autoridades lo iban a echar.
La segunda fase que puede distinguirse
en la vida de Cortázar comienza con su traslado
a París a principios de los años cincuenta,
el que constituye un mojón en su evolución
como escritor y figura pública: no sólo
cambia su actitud frente a sus personajes
literarios sino que a partir del momento en
que el autor se asienta en Europa comienza
a destacarse su protagonismo en el escenario
político, protagonismo que no iba a
disminuir hasta su muerte, en 1984. Cuando
Cortázar vivía aún en lakgentina, lo que
más le preocupaba era la literatura y otras
manifestaciones de cultura elitista; a
González-Bermejo (119) le explica que pertenecía
a un grupo de jóvenes de clase pequeño
burguesa que durante el primer período
de Perón se sentía violada por la vulgaridad
de tanto desborde popular, porque
466 HISPANIA 80 SEPTEMBER 1997
los gritos de los altoparlantes que desde las
esquinas proclamaban las virtudes de Perón
"se intercalaban con el último concierto de
Alban Berg que estábamos escuchando." A
Prego (127-28) le confiesa que era
"acentuadamente indiferente a las coyunturas
políticas," que se sentía "antiperonista
pero nunca [se integró] a grupos políticos
. . .que pudieran tratar de llegar a hacer una
especie de práctica del antiperonismo." En
esa misma entrevista (130) habla de cómo
llegó a entender más tarde, después de haberse
arraigado voluntariamente en Francia,
que durante aquellos años argentinos
esa preocupación estética había sido tan
predominante que estaba dispuesto en sus
escritos hasta a sacrificar un poco de valor
humano en aras de una perfección formal
o de un mecanismo fantástico.
Habida cuenta de la importancia de los
criterios estéticos para el Cortázar de los
años argentinos, y aunque el autor no pretenda
que haya ninguna intención política
en los cuentos publicados en Bestiario
(1951) y Final del juego (1956), hay varios
que sí pueden leerse como alegorías políticas.
"Casa tomada," el cuento que dio el
primer impulso a su fama como escritor, se
ha interpretado como alusión a diversos
temas, como son el incesto y la decadencia
de un anquilosado orden burgués1 Otros
ejemplos de cuentos que han recibido interpretaciones
políticas serían "La banda" y
"Las Ménade~.V"~ay a como muestra el ú1-
timo de los cuentos mencionados, en el que
el narrador asiste a un concierto y observa
con ojos de entomólogo el comportamiento
de un público cuya adulación es alentada
por el maestro hasta que desemboca en
un clímax violento y extático, como en una
variación moderna sobre la historia mítica
de las Ménades. El narrador del cuento, llevado
a medias por la histeria general, pasa
de un tono claramente irónico a otro entre
burlón y asqueado. El único miembro del
público con el que el narrador siente cierta
empatía, un ciego escéptico, acaba perdido
y pisoteado en el suelo; pero el narrador al
verlo lo observa sin compasión, como si se
estuviera refugiando en el "pasotismo."
Cabe una interpretación del cuento según
la cual es una advertencia acerca de los peligros
de la credulidad popular, el fanatismo
político y la inacción de los que saben mantener
cierta distancia repecto a lo que ocurre
en la sociedad (más explícitamente, si
aceptamos la interpretación alegórica, ante
el auge del peronismo) .
El sacrificio de los valores humanos del
que Cortázar se declara culpable (Prego
130) no significa sin embargo que en los
cuentos publicados durante esta época argentina
de los años cincuenta no haya personajes
muy humanos. Prueba de ello son
Delia en "Circe," Celina en "Las puertas del
cielo," así como los niños de "Los venenos,"
para citar algunos. Pero, según Cortázar, se
produce un cambio de equilibrio con la publicación
de "El perseguidor," cuento que
pasó a formar parte de Las armas secretas
(1958) y que es un estudio de un personaje
marginado que alcanza a expresarse por
medio de las libres formas del jazz. Dicho
cambio coincide con el traslado del autor a
París:
Hasta ese momento mi literatura se había servido un
poco de los personajes, los personajes estaban ahí
para que se cumpliera un acto fantástico, una trama
fantástica. Los personajes no me interesaban demasiado,
yo no estaba enamorado de mis personajes, con
una que otra excepción relativa. En "El perseguidor"
es fácil darse cuenta de que la figura de Johnny Carter
y la de su antagonista fraternal, Bruno, han tratado de
ser vistas por el autor como si e1 fuera ellos en alguna
medida. El autor trata ahí de estar lo más cerca posible
de su piel, de su carne, de su pensamiento. (Prego
130)
París fue para Cortázar su "camino de Damasco,
la gran sacudida existencial" que lo
llevó a escribir Rayuela en un acto que fue-
-lo dice el mismo Cortázar-"el súper
exorcismo" (González Bermejo 12-13). Al
proceso que se inicia en el plano privado
con las dos obras recién mencionadas, a esa
nueva conciencia de una humanidad humillada,
ofendida, alienada, se incorpora en el
plano político la influencia de la revolución
cubana, de tal modo que una serie de fenómenos-
por ejemplo la guerra del Vietnam
y los abusos económicos-que hasta entonces
a Cortázar le habían provocado "una
especie de indignación meramente intelectual"
empezaron luego a inducirlo a hacer
algo práctico. El autor describe su primer
viaje a Cuba (en 1962) como "algo catártico
. . . una experiencia que [lo] sacudió [en] lo
más profundo" (González Bermejo 120). De
esa experiencia nace uno de sus cuentos
más realistas, "Reunión" (1964), que bajo
los nombres de sus protagonistas Luis y
Pablo esconde a Fidel y Raúl Castro, y que
pretende ser contado desde la perspectiva
del Che Guevara, partiendo de unos episodios
de los Pasajes de laguerra revolucionaria,
escritos por éste. Cuento abiertamente
político, "Reunión" corresponde literariamente
a las actividades públicas de un
Cortázar que se pronuncia cada vez más
sobre temas políticos en discursos, cartas
y artículos periodísticos. Es el Cortázar que
formará parte del Tribunal Russell sobre
derechos humanos, el que más tarde manifestará
su oposición a las dictaduras chilenas
y argentinas, el que apoyará a los
Sandinistas nicaragüenses, incluso concediéndoles
los derechos de algunos de sus
libros. Es un protagonismo político que el
autor mantiene hasta su muerte.
Sin embargo, "Reunión" no fija pautas
estilísticas para sus obras futuras, ni promete
que sus temas vayan a ser siempre tan
netamente políticos como en el cuento mencionado.
Cabe señalar que en Todos losbegos
el fuego, que es la colección en la que se
encuentra el cuento "Reunión," no hay ningún
otro que tenga el menor deje político,
ni ninguno que sea tan realista, mientras
que en libros posteriores, junto con varios
tanteos literario-políticos, Cortázar publica
muchos escritos cuyo importe político, de
existir, resulta poco visible.
Hacia fines de los sesenta, Cortázar, reconocido
ya como uno de los grandes del
llamado "boom" de la novela hispanoamericana,
se vio involucrado en una áspera
controversia sobre el papel del intelectual
latinoamericano. Algunos no le perdonaban
personalmente el exilio voluntario; hubo
quien quiso impedir que le concediesen un
premio argentino de letras, alegando que no
era elegible ningún escritor que no estuviera
viviendo en la patria.3A los ojos de
Cortázar, el alejarse de la patria le había
LOS COMPROMISOS DE JULIO CORTÁZAR 467
abierto paso hacia una perspectiva nueva
sobre ella. En cuanto a la revolución cubana,
le había ido revelando la realidad latinoamericana
general. En su ya famosa carta
abierta ("Acerca de la situación . . .") a Roberto
Fernández Retamar, oficial de la Casa
de las Américas cubana, Cortázar habla de
la profunda influencia que había tenido en
él la revolución, de cómo esa revolución le
parecía prometer un futuro distinto y lo llevaba
a entrar "en un terreno de definiciones
concretas, de colaboración personal allí
donde pudiera ser útil." Sin embargo, contra
los que le exigían que escribiese una literatura
que promoviera sin ambages cierta
visión del socialismo, Cortázar aseveraba
que "a riesgo de decepcionar a los catequistas
y a los propugnadores del arte al
servicio de las masas [seguía] siendo ese
cronopio que .. . escribe para su regocijo o
sufrimiento personal, sin la menor concesión,
sin obligaciones 'latinoamericanas' o
'socialistas' entendidas como a prioris pragmáticos"
(Textos politicos 39) .4
Sobre las mismas fechas tuvieron lugar
varios debates sobre el papel sociopolítico
del intelectual latinoamericano. El más
polémico y notorio de ellos es el que se realizó
a través de la revista uruguaya Marcha,
entre Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, y
Oscar Collazos, gran defensor de la que
podríamos describir como la actitud revolucionaria
clásica. Durante esa polémica, y
contra el criterio de Collazos, Cortázar reconoció
la idea de un deber social del intelectual,
pero al mismo tiempo abogó por
una conciencia mucho más profundamente
revolucionaria que la que solían tener los
propios revolucionarios, que no entendían
los mecanismos vitales que fomentaban la
creación literaria.5
Otro debate fue el que tuvo lugar en París,
también con la participación de Cortázar
y Vargas Llosa; durante ese debate, frente
a los ataques a los que se veían sometidos
los dos escritores, dijo Cortázar que "el
error más grave que podríamos cometer en
tanto que revolucionarios consistiría en
querer condicionar una literatura o un arte
a las necesidades inmediatas" (Viaje ...32).
Reclamaba el derecho de todo escritor a
468 HlSPANlA 80 SEPTEMBER 1997
escribir lo que le diera la gana (como lo
habían hecho Sartre, Orwell, Sábato y otros
muchos);reclamaba, además, el derecho de
ser un revolucionario de la literatura, e insistía
en que nadie podía dudar de su adhesión
personal a la causa izquierdista. "Cualquiera
sabe que habito a la izquierda, sobre
el rojo," dice el autor en La vuelta al d2a en
ochenta mundos (213), y en diversas declaraciones
públicas, por ejemplo las que hizo
a la revista estadounidense Life y las que
hizo ante una reunión de estudiantes en
Caracas ("Diálogo.. .").Si "de la Argentina
se alejó un escritor para quien la realidad,
como lo imaginaba Mallarmé, debía culminar
en un libro ... en París nació un hombre
para quien los libros debían culminar en
la realidad" (Textos ... 36). De ahí que
Cortázar no renunciaba a su "solitaria votación
de cultura, a [su] empecinada búsqueda
ontológica, a los juegos de la imaginación
en sus planos más vertiginosos; pero todo
eso no gira[ba] ya en sí mismo y por sí mismo"
(Viaje 217).
Cortázar nunca llegó a volver la espalda
a la revolución cubana, como lo hicieron
otros muchos intelectuales de los que la
habían apoyado en sus inicios; pero la evolución
interna de la revolución cubana resultó
penosa para el argentino, y su actitud ante
ella fue abiertamente crítica. Cuando en
1971 el poeta cubano Heberto Padilla fue
acusado por el gobierno de Fidel Castro de
actividades contrarrevolucionarias y lo obligaron
a "confesar" en público y a denunciar
hasta a su esposa, Cortázar, junto con
Sartre, Paz, Fuentes y otros intelectuales
que habían respaldado con entusiasmo la
revolución, firmó una carta de protesta a
Castro, insistiendo en que la libertad artística
no podía ser c~ndicionalA.~ j uicio de
Cortázar, la revolución cubana corría el riesgo
de estancarse, las conciencias de los revolucionarios
se volvían opacas, la revolución
era capaz de decaer en la burocracia y
la mediocridad. Entre las cosas que más le
preocupaban a Cortázar estaba la falta de
humor de los revolucionarios, su incapacidad
de entender la necesidad de juego, de
alegría, y de expresión libre (Viaje . . . 51).
Al contrario, la expresión revolucionaria
constaba cada vez más de tristes fórmulas
retóricas (Collazos; "Acerca de la situación..
."). Más tarde, habiéndose hecho
amigo de Salvador Allende y muy metido en
la campaña de oposición a la dictadura de
Pinochet, Cortázar volvió al mismo tema:
"más me meto yo en la acción concerniente
a Chile .. . más me espanta tener que trabajar
con algunos compañeros que son formidables
por el tipo de trabajo que están
haciendo pero que me obligan a pensary...
me duele decirlo-qué sucedería si esos
muchachos tomaran el poder revolucionario
algún día" (González Bermejo 127).
Cuando posteriormente el gobierno militar
argentino puso trabas a la publicación
en su país natal de otra colección de cuentos,
Alguien que anda por ahi, no fue porque
su contenido crítico se dirigiera de
manera explícita hacia ese país, ni porque
todo lector fuera ineludiblemente a llegar a
entender su intención política. Uno de los
cuentos que el gobierno argentino quiso
suprimir (con el resultado de que el libro
salió, entero, en México) es "Segunda vez."
Dicho cuento relata la historia de una mujer
aparentemente inocente que es llamada
a comparecer un día en las oficinas de una
agencia pública, que se encuentran en un
lugar extrañamente apartado de la ciudad;
en la sala de espera la mujer conversa con
un joven que ha sido convocado por segunda
vez a esas oficinas. Poco después le dicen
al joven que pase a un despacho interior;
ella lo espera fuera, pero él no sale. Un
narrador anónimo, en primera persona plural,
abre y cierra la narración, explicando
que "cada uno tenía su fecha y su hora . . .
ellos, claro, no podían saber que los estábamos
esperando" (Relatos 4: 19). Para todo
lector argentino de la época las alusiones
deben haber resultado bien evidentes; para
otros bastaba con saber que se trataba de
un autor argentino, y tener en cuenta los
pronunciamientos públicos de Cortázar,
para llegar a la conclusión de que el cuento
alude a los "desaparecidos" argentinos.
Pero precisamente, al servirse de una alusión,
por más evidente que sea esa alusión,
el cuento es buen ejemplo del tipo de escritos
que no acabaron satisfaciendo a la izLOS
COMPROMISOS DE JULIO CORTAZAR 469
quierda militante. Y para mayor indignación
de ésta, es evidente por lo que publicó en
aquellos años que Cortázar seguía escribiendo
muchas veces sin aparente intención
política e incluso trataba de manera
lúdica sus temas; por ello no sorprende el
que la izquierda militante haya opinado que
el autor lo estaba tomando todo demasiado
a la ligera.
De todos los textos políticos de Cortázar,
indudablemente el más controvertible fue
el Libro de Manuel. En el Libro de Manuel
(1973) un grupo de revolucionarios en París
quiere secuestrar a un alto cargo latinoamericano
con el fin de rescatar a unos presos
políticos. Junto con este plan de acción
se realiza una serie de disturbios menores
a la vida parisina cotidiana, muchos de ellos
disturbios divertidos (por ejemplo el de colocar
cajas de fósforos usados entre las existencias
de algún vendedor, o el de comer de
pie en restaurantes de lujo). El libro también
comprende recortes de prensa que informan
sobre toda una gama de injusticias
mundiales, poniéndose de manifiesto el
protagonismo de Estados Unidos en muchos
casos. El papel de Andrés en Libro de
Manuel es especialmente importante, porque
es el personaje que se acerca más al
autor (y a Oliveira de Rayuela) y el que expresa
algunos de los temores de Cortázar.
El Libro de Manuel fue duramente criticado
desde ambos lados del espectro político,
tal y como lo había previsto su autor.
Cortázar confiesa que lo que más le dolió
fue la incomprensión por parte de sus compañeros
de izquierdas, que quizás esperaban
una obra menos equívoca, menos juguetona
y acaso más accesible para el gran
público, como es el caso con Fantomas contra
los vampiros multinacionales (1975),
donde el autor se sirve del héroe francés de
las tiras de dibujos en comics populare~.~
Con respecto al Libro de Manuel,
Cortázar explicó a Prego (138-39) que representaba
"un desafío muy cordial" a los
protagonistas de los grupos guerrilleros, un
intento de "desquitinizar los proemios revolucionarios
que vagamente se asomaban en
Argentina." El había conocido personalmente
a algunos de sus protagonistas que
estaban en París, y lo había atemorizado su
actitud dramática y trágica, que no admitía la
menor posibilidad de una sonrisa:
Me di cuenta de que esa gente, con todos sus méritos,
con todo su coraje y con toda la razón que tenían
de llevar adelante su acción, si llegaban a cumplirla,
si llegaban al final, la revolución que de ellos iba a salir
no iba a ser mi Revolución. (138)
Su gran temor era que las formas dinámicas,
abiertas de la Revolución (a veces
Cortázar pone una R mayúscula para distinguir
entre la auténtica y la falsa) se fueran
perdiendo, que la calidad de "camaleón" (de
flexibilidad) diese lugar a la del "coleóptero"
(es decir a la "quitinosidad" o rigidez)
como había sido el caso de muchas revoluciones
pasadas, unas revoluciones que en
sus inicios adoptaron formas dinámicas y
lúdicas. Esto implicaba una inversión de
valores:
Se operaban en un campo . . . abierto a la imaginación,
a la invención y a sus productos connaturales, la poesía,
el teatro, el cine, y la literatura. Pero con una frecuencia
bastante abrumadora, después de esa primera
etapa las revoluciones se institucionalizan, empiezan
a llenarse de quitina, van pasando a la condición de
coleópteros. (138)
El Libro de Manuel tuvo una acogida variable
por parte de los críticos literarios; por
lo menos, como ha dicho uno de ellos, se
trata de un libro atrevido y honesto, un experimento
importante en la ficción política
(Boldy 161). Es más: la literatura "política"
de Cortázar es en general de calidad e índole
variables. Por otra parte, son dos las
razones por las que es inútil concebir la
obra de Cortázar desde una perspectiva
cerrada, dogmática. La primera de las razones
es que la literatura de Cortázar suele
abrirse a interpretaciones diversas y múltiples:
no es una literatura de verdades únicas
y absolutas. La segunda tiene que ver
con el concepto cortazariano de revolución:
la Revolución cortazariana abarca todo y es
constante: "El aporte de una gran literatura
es fundamental para que una revolución
pase de sus etapas previas y de su triunfo
material a la revolución total" (Collazos 68);
"la novela revolucionaria no es solamente la
que tiene un 'contenido' revolucionario,
sino la que procura revolucionar la novela
470 HISPANIA 80 SEPTEMBER 1997
misma" (Collazos 73).
Estas observaciones hacen pensar que al
fondo casi todo lo escrito por el autor, en la
medida en que intenta romper con las categorías
y normas dadas, es revolucionario, y
en cierto modo es también político. La literatura
de Cortázar propone un cuestionamiento
de todo lo que sea autoridad, incluida
la del autor mismo en cuanto autor
(Standish). La prueba a nivel literario está
en su ideal del lector cómplice, y a nivel
social en su visión de un mundo cambiante
que todos vamos construyendo en colaboración.
La Revolución de Cortázar es general;
por lo tanto las narraciones políticas más
acertadas como obras literarias son, por así
decirlo, los de talante más "general," los que
resultan menos específicos en la geografía
y el tiempo, como es el caso del conmovedoramente
lírico cuento llamado "Grafitti."
De hecho el anonimato parece ser la clave,
y no sólo de este cuento: es precisamente
la imposibilidad de saber quién es exactamente
el enemigo, el no poder identificar a
ningún personaje "de carne y hueso," lo que
lo vuelve tan inquietante, tan potente. Desde
la anónima presencia ajena que amenaza
a los hermanos de "Casa tomada" corre
por los escritos de Cortázar el anonimato,
como un hilo que une una serie de personajes
amenazantes; piénsese por ejemplo en
el triunvirato (20 trinidad?) que forman el
hombre gris, el hombre alto y el hombre
mudo en "Instrucciones para John Howell,"
o en el señor vestido de blanco que en el
escenario de Nada a Pehuajó mueve las piezas
por una tabla de ajedrez mientras los
actores realizan actividades absurdas, en las
fuerzas arcanas o sin identificar que rigen
el comportamiento de tantos personajes en
su ficción.
Estas fuerzas superiores anónimas tienen
un parentesco evidente con el "Big
Brother" de Orwell, es decir con la personalización
del sistema político que todo lo
quiere regir, privándole al individuo de su
libertad personal. Es como si la fecha del
título del libro de Orwell, 1984,al coincidir
con la del año de la muerte de Cortázar, estuviera
tendiendo un puente hacia la
S
ficción del argentino, casi como una "figura."
8 En la larga entrevista concedida poco
antes de su muerte a Omar Prego, Cortázar
habla de un horror que "se acentúa porque
se vuelve una especie de latencia
omnímoda, una atmósfera que flota, en donde
no se pueden conocer caras ni responsabilidades
directas. Una especie de superestructura"
(134) y señala que los dos libros
que mejor revelan la máquina del horror
son Elproceso de Kafka y la novela mencionada
de Orwell. Además, Cortázar hace referencia
a un artículo suyo que iba a aparecer
en El PaZs de Madrid, bajo el título "El
destino del hombre era..."; en dicho artículo
Cortázar se sirve del simulacro del Big
Brother. Cortázar preveía que ese artículo
"iba a hacer crujir los dientes de mucha
gente, incluso compañeros."
i, a lo largo de su vida en el exilio,
Cortázar fue asediado por compatriotas
y otros latinoamericanos izquierdistas
(cuya visión de la literatura no Ilegaba
más allá de algo que fuera accesible para
todos y de intención política clarísima y
monolítica) los experimentos y tentativas
que él realizó con el fin de compaginar criterios
estéticos con otros sociales llevaron
a que también lo criticaran, y de modo previsible,
desde la derecha liberal. Nos cuenta
Cortázar que ésta deploraba "la muerte
de la literatura de alguien que mientras hizo
literatura pura colmó todos los deseos y
ambiciones de la clase a la cual pertenece
pero que ahora se dedica a introducir la
política y la historia en un libro, y, naturalmente,
traiciona ese pasado glorioso"
(González Bermejo 124). Por mucho que a
Cortázar le hayan dolido las duras críticas
de sus compañeros de izquierdas, él dejaba
a las claras que ningún partido político
debía exigir libros con fines propagandísticos;
al contrario, Cortázar opinaba que a
ningún escritor se le debía obligar a escribir
de acuerdo con unas fórmulas impuestas
por nadie: la dictadura intelectual no le
resultaba menos intolerable que la política.
La Revolución cortazariana, esa revolución
total a la que se aludió al principio, a la que
él permaneció fiel hasta su muerte, implicaba
una subversión amable pero incesante;
LOS COMPROMISOS DE JULIO CORTÁZAR471
había que seguir buscando formas nuevas,
poner en tela de juicio a toda autoridad establecida.
'En la entrevista concedida por el autor a Picón-
Garfield (43), Cortázar revela que al escribir el cuento
no había tenido la menor conciencia del incesto
como tema, pero que una vez publicado Bestiario le
señalaron que el tema recurría con frecuencia. En
relación con "Casa tomada" también conviene mencionar
otro cuento,deAntonio Benítez-Rojo;el cuento en
cuestiónsellama "Estatuassepultadas,"y en él se crea
contra un fondo de la Cuba posrevolucionariauna situación
similar, como si su autor buscara de algún
modo desarrollar las implicacionespolíticas del texto
cortazariano.
2Ejemplos de análisis histórico-políticos de los
cuentos mencionados son el de Alazraki sobre "La
banda,"y el de Morello-Froschsobre "Las Ménades."
El director de la orquesta en este cuento es otro
coleóptero (véase "Casilla de camaleón"en La vuelta
al día en ochenta mundos).
3Recordemosque Cortázar en su literatura siempre
escribía en castellano,y normalmente en porteño.
Muchos años más tarde, seguía defendiendo la literatura
del exilio, por ejemplo en "Realidad y literatura."
También puede consultarse el artículo de Kohut,
"El escritor latinoamericano en Francia...."
4Lacarta fue publicadainicialmenteen Casa de las
Américas, y en Ultimo round. Ha sido reproducida
muchas veces.
5Lapolémica se recogió en el libro de Collazos,
Literatura en la revolución y revolución en la literatura.
Tntre los comentarios al caso Padilla se cuentan
el de Fuentes ("Documentos...")y el librode Lourdes
Casal. La autobiografíade Padilla lleva comotituloLa
mala memoria.
7Enla entrevista con González Bermejo (121-22)
el autor explica el origen y el efecto que produjo el
Libro de Manuel. Fantomas ...,aparte de sus elementos
de cultura popular, contiene en un apéndice un
informe sobrelas deliberacionesdelTribunal Russell.
8Curiosamente,entre los muchos libros publicados
póstumamente se cuenta una recopilación de Textos
políticos que es del mismo año 1984y también de
una mano anónima (aunque evidentemente simpática):
no se indica quién hizo la selección de textos, y
tampocohay ninguna firma al final de la introducción
a la misma. Me permito especular que a Cortázar acaso
no le hubiera gustado el título de dicha recopilación.
Es un libro que reúne media docena de cuentos
sacados de diversas colecciones publicadas anteriormente
por Cortázar, así como unos extractos de Ultimo
round, y varios ensayos y discursos: todo ello de
indudable importe político. Pero el titulo de Textos
políticos parece querer encasillar, fijar de modo
unívoco el significado de unos textos que son de un
autor para quien la literatura debía ser siempre abierta,
susceptible de interpretaciones múltiples.
OBRAS CITADAS
Alazraki, Jaime. En busca del unicornio. Madrid:
Gredos, 1983.
Benítez-Rojo, Antonio. "Estatuas sepultadas,"Tute de
reyes, La Habana: Casa de las Américas, 1967.
Boldy, Steven. The Novels of Julio Cortázar. Cambridge:
Cambridge UP, 1980.
Collazos, Oscar. Literatura en la revolución y revolución
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